viernes, 3 de mayo de 2013

Noche del color del cuervo

NOCHE DEL COLOR DEL CUERVO

Hoy un corazón de piedra
se ha erigido en estandarte
y ha derramado en la tierra
los latidos de mi sangre.

Ahora es demasiado tarde
para detener la guerra
porque ya las aves negras
van marchando por delante.

Ya han desguazado la carne
y le han cantado a la pena.
Ahora sólo buscan presas
sobre las que abalanzarse.

Vuelan las aves oscuras
contra el Cazador de Esencias.
Han vendido su decencia
por la plata de la Luna.
Ya ni la noche me escuda
de anticipar la tortura
con sus gritos de presencia.

Miro de frente a los cuervos
mientras graznan en mi oído.
Mientras voy sintiendo el frío
se enfrían mis sentimientos.
Me he asomado sobre el miedo
y está como yo, vacío.

Hoy buscándome he perdido
y ahora sólo salen versos
del color del cuervo, negros
de impotencia desmedidos.

Tan inútil como inmóvil,
de tan dócil casi fútil,
permanezco sin quererlo
bajo el flujo de esa hipnosis
que me inyecta en grandes dosis
la mirada de los cuervos.

Y se acerca la bandada.
“¡No me queda nada dentro!
¡Menos que el resto de un muerto!”
grito a la desesperada
banda de pájaros negros
que, con firme decisión
discuten en alta voz
quién me atacará el primero.

“Venid ya, horda de cornejas,
no tenedme aquí sufriendo”
-digo con voz acabada-
“Buscad dentro de mi alma
restos de Poesía Negra
y saciaros de alimento”.
Y aquella hueste malvada
murió en la noche que amaba
por la furia y la tristeza
que bebió de aquellos versos.

(17/3/2013)

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